LICOR DE FRESA

Hacía mucho tiempo que quería hacer licor casero. Experimentar con el elemento liquido. La verdad es que yo no tomo prácticamente alcohol, ¡conmigo las bodegas se arruinarían! Pero lo cortés no quita lo valiente, y de vez en cuando en buena compañía y charla, una copita se toma con agrado. Así que estando como estamos en temporada de fresas, con lo que nos gustan en casa, suelo comprarlas en cajas de 2 kilos. Resultan mejor de precio y no llegan a estropearse porque damos buena cuenta de ellas.

También he de decir que mi frutero tiene unos fresones de excelente calidad, “Fresón de Palos”, y se nota, nada que ver con otras fresas que no tienen el sabor, color, ni se mantienen como estas.

La cuestión es que por aquellas cosas del destino, se dio la coincidencia de las siguientes circunstancias:

- Había fresones en su punto idóneo de maduración, pero demasiados para consumirlos ese día.

- Había estado leyendo el día anterior un interesante libro sobre conservas, mermeladas y licores.

- Había una botella de vodka sin empezar.

Con todo esto me puse manos a la obra a elaborar LICOR DE FRESAS.

Necesitamos:

500 gr de fresas

375 gr de azúcar

1 botella de vodka

Y así sucedió todo:

Lavar las fresas e inmediatamente secarlas.

Retirar la parte verde y cortar. Si son grandes en cuatro trozos, sino en dos.
Pinchar los trozos para que el vodka penetre por toda la fresa.

Poner las fresas troceadas en un recipiente de cristal que se pueda tapar y añadir el azúcar.
Agitar un poco para que envuelva las fresas. Dejar las fresas con el azúcar por espacio de 1 h.

Pasado este tiempo añadimos el vodka y dejamos macerar. Iremos removiendo de vez en cuando para disolver el azúcar, las fresas suben hacia arriba y el azúcar queda abajo, por lo que hay que dar vueltas varias veces, hasta conseguir que el azúcar desaparezca. Observar el color que adquiere el vodka apenas pasada media hora:

¡Comienza el espectáculo! Impresionante, seguir el proceso, la transformación: el vodka va tomando poco a poco el color y la esencia de las fresas.

Este es el aspecto después de dos horas:

12 horas después:

Se va tiñendo de rojo hasta adquirir un tono precioso. Esto sucederá pasadas 24 horas:

¡Heroínas, son unas heroínas las fresas! Lo dan todo en este maridaje, dan el color, el sabor y el aroma, dan su vida, su esencia.

Os puedo decir que me he emocionado con el experimento, porque ha sido un experimento con final feliz.

¡Es delicioso! Como os comentaba al principio, yo no soy muy dada a las copas, pero este licor esta riquiiiiiisimo, tiene sabor autentico a fresas, esta dulce pero sin exceso, y tiene un color maravilloso y el aroma a fresa fresca.

Además es una pasada ir viendo la transformación del vodka, como va apoderandose del color de las fresas para lucirlo él.

No he querido dejar las fresas más de un día en el vodka, era innecesario, ya que el licor había tomado todo lo bueno de estas, y quizás con más maceración hubiésemos conseguido perder ese rojo intenso.

Pasado un día he colado el licor, de la siguiente forma:

Coger una jarra y colocar un colador encima, pondremos sobre este un paño de algodón limpio y fino, para que el licor caiga a la jarra totalmente limpio.

Yo como soy un poco maniática, he repetido esta operación dos veces, con una es suficiente, pero no quería que nada enturbiase este precioso licor.

Apreciar el paño, quedan en el todas las impurezas, granitos, posos y demás restos que estropearían nuestro cristalino licor.

Ha salido una botella de licor de fresa, la del vodka, más otra pequeña. Creo que este licor va a tener mucho éxito, y ya estoy pensado en el siguiente experimento. Os iré informando.

Además con las fresas voy a hacer unas galletas, que os pondré próximamente.

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